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En la rica y diversa cocina catalana, hay platos que no solo alimentan el cuerpo, sino también el alma y la identidad de un pueblo. Desde la icónica sopa de Navidad, ideal para los meses fríos, hasta la fragante suquet de pescado, cada receta cuenta una historia, muchas veces ligada al mar, la montaña o el campo.

Entre los más populares, el pan con tomate se ha convertido en un embajador no oficial de Cataluña: tan sencillo como irresistible. Y ni hablar de la crema catalana, esa prima hermana de la crème brûlée que muchos consideran incluso más refinada.

Pero si hay un ritual gastronómico que une tradición, sabor y celebración, ese es, sin duda, el de los calçots con salsa romesco.

Cada invierno y primavera, la región catalana se tiñe de verde con la llegada de los calçots, una variedad de cebolla tierna que se ha convertido en el centro de uno de los eventos culinarios más esperados del año: la calçotada.

Este plato no es solo una comida, es una experiencia. Los calçots se asan directamente sobre las llamas, hasta que sus capas exteriores quedan negras y chamuscadas. Luego, pelados con las manos y con cierta destreza, se mojan en una salsa espesa y sabrosa: el romesco, una joya de la cocina catalana hecha con tomates, ñoras, almendras, avellanas, ajo, pan tostado, vinagre y aceite de oliva.

Ingredientes calçots con salsa romesco

A continuación, desde EL ESPAÑOL mostramos la receta clásica, pensada para 4 personas: una cantidad ideal para compartir en una comida informal y sabrosa.

  • 25-30 calçots (unos 6-8 por persona, según el tamaño y el hambre)
  • 2 tomates maduros
  • 1 ñora seca (o 2 pequeñas)
  • 2-3 dientes de ajo
  • 1 rebanada de pan (preferiblemente del día anterior)
  • 10-12 almendras tostadas
  • 10-12 avellanas tostadas
  • 1 cucharada de vinagre de vino tinto
  • 100 ml de aceite de oliva virgen extra
  • Sal al gusto

Para disfrutar al máximo de una calçotada tradicional, la salsa romesco es absolutamente imprescindible. Su sabor profundo y tostado combina a la perfección con los calçots recién sacados de las brasas.

Paso a paso

1. Prepara la salsa romesco

Empieza por asar los tomates y los ajos en el horno a 200 °C durante unos 25-30 minutos. Hidrata la ñora en agua caliente y raspa su pulpa.

Tuesta o fríe el pan. Luego, tritura todo junto (tomates pelados, ajos, ñora, pan, frutos secos, vinagre, aceite y sal) hasta obtener una salsa espesa y sabrosa. Reserva.

2. Limpia y asa a la llama viva

A continuación, corta las raíces y la parte verde más dura de las hojas, dejando solo el tallo blanco y un poco de lo verde tierno. No los peles: se asan con su capa exterior intacta.

La forma tradicional es sobre brasas de sarmiento (ramas de vid), pero puedes usar barbacoa o incluso horno a alta temperatura (250 °C). Asa los calçots hasta que el exterior esté completamente negro y el interior tierno, unos 10-15 minutos, dándoles la vuelta a mitad de cocción.

3. Envuélvelos y deja que suden

Una vez asados, envuélvelos en papel de periódico o papel de aluminio, en pequeños fajos.

Déjalos reposar unos 10 minutos: esto ayuda a que la piel se desprenda fácilmente y concentren sabor.

4. Sirve y disfruta

Por último, coloca los calçots en una bandeja. Cada comensal los pelará con las manos, retirando la capa quemada para revelar el corazón tierno, que se moja generosamente en la salsa romesco.

Normalmente, se comen de pie, con babero, y por lo general acompañados de butifarras, pan con tomate y vino en porrón.