A finales de los años 80, un grupo de jornaleros andaluces comenzó a okupar la finca El Humoso, perteneciente a los hijos del duque del Infantado, un título legado desde los tiempos de los Reyes Católicos. Con pancartas en las que se leían mensajes como “Este cortijo es de los obreros” o “Esta tierra es nuestra Marinaleda”, los agricultores reivindicaron su derecho a trabajar esos terrenos que, a su juicio, eran del pueblo. @elespanol