A los pasajeros de un crucero de lujo les pidieron de repente correr las cortinas y apagar las luces. El motivo: piratas

El buque Queen Anne de la compañía Cunard reforzó la seguridad al pasar por aguas propensas a la piratería

Queen Anne
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El lujoso buque Queen Anne de Cunard, una de las compañías de cruceros más veteranas y afamadas del mundo, zarpó en su viaje inaugural el pasado mes de enero desde Southampton, iniciando un periplo de más de 100 días. Pero los pasajeros se llevaron una desconcertante sorpresa la semana pasada cuando, de repente, se les pidió que corrieran las cortinas de los camarotes y apagaran todas las luces. Estaban navegando por aguas de piratas.

Es el primer viaje de la última gran inversión de la empresa, el Queen Anne, un exclusivo buque de lujo que combina la distinción elegante y nostálgica de los cruceros clásicos con la última tecnología y un estilo renovado más actual. Es el barco número 249 de una compañía que cuenta ya con más de 180 años de historia, y que zarpaba en su viaje inaugural el pasado 9 enero para emprender la primera vuelta al mundo del buque, con capacidad para 3.000 pasajeros.

Un viaje de ensueño rodeado de lujos y experiencias a bordo a través de 23 países surcando aguas de 32 puertos, atravesando el Canal de Panamá y el Canal de Suez. Lo que quizá muchos de esos privilegiados pasajeros no esperaban era encontrarse de frente con una amenaza real de la que ni los más ricos se libran, la piratería en aguas internacionales.

Ocurrió la semana pasada cuando el Queen Ann navegaba por una zona propensa a la piratería en el sudeste asiático, tras dejar Darwin (Australia) para dirigirse a Manila (Filipinas), atravesando el mar de Célebes. Una zona que el Centro Internacional de Lucha contra el Terrorismo ha llegado a definir como un “hervidero de delincuencia, piratería y terrorismo”.

Tal y como relata Business Insider , la capitana grabó un vídeo con un mensaje que se difundió por los canales multimedia del buque antes de penetrar en dichas aguas, informando que el barco se disponía a operar con un “nivel de alerta de seguridad elevado” durante el tiempo que les iba a llevar atravesar la zona conocida por las amenazas de piratería. Así, las cubiertas de paseo exteriores se cerrarían durante la noche, dejando encendidas solo las luces esenciales de las cubiertas abiertas para reducir todo lo posible la visibilidad del barco.

Además, a los pasajeros se les pidió su colaboración, solicitando que cerraran las cortinas de los camarotes y apagaran todas las luces posibles hasta nuevo aviso.

Un pequeño golpe de realidad para los viajeros acostumbrados a vivir aislados en su universo de lujo ajeno a los problemas y amenazas del mundo exterior.

Imágenes | Cunard Cruceros

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